Siempre hemos visto el arte griego y romano, sobre todo la escultura y la arquitectura, en un discreto y elegante color blanco mármol, o como mucho con el verde envejecido del bronce. Pero también nos han enseñado a "sospechar" que no siempre había sido así, sino que ha sido el tiempo el encargado de borrar los colores que cubrían con profusión estas obras (los restos de policromía en las kórai y los kúroi de la época arcaica son evidentes). Pues bien, parece ser que todo estaba -según los últimos estudios- pintado y repintado con la más variada paleta de colores, y sólo los más osados se han atrevido a aventurar cómo serían estas obras en su estado original. En 2007 hubo una exposición en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas, y gracias a esta maravilla del ciberespacio podemos disfrutar de una presentación con fotos del evento (gracias, Xavi Villaplana, quien quiera que seas). Ahí os la dejo para que juzguéis con vuestros propios ojos; sólo os anticipo que, a partir de ahora, los ninots de fogueres y fallas os parecerán de una sobriedad espartana.
Nunca me abandones
Hace 3 días